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Año 2100. Reflexiones sobre el siglo XXI

El mundo en una mano

El mundo en una mano

A mitad de este siglo es difícil imaginarse cómo será la tecnología que nos vendan en las grandes superficies, cuando la era digital esté ya alcanzando su madurez. Las pantallas planas LCD, DVD’s y navegadores GPS inauguraron el siglo XXI, y han triunfado esta primera década. Se habla ya de móviles de tercera generación, con pantallas de alta definición y gigas de memoria, que reproducen música, video, navegan por Internet, tienen GPS, hacen fotos, … y todo en un aparato algo más grande que una tarjeta de crédito. Los móviles de quinta, sexta o séptima generación hará años que habrán dejado de denominarse móviles (no sabemos qué calificativo adoptarán, un anglicismo seguro). Tendrán el tamaño de una pequeña agenda, pero además con las prestaciones de un ordenador de escritorio. Escribirán al dictado, hablarán, y reconocerán la voz de su ‘dueño’. También podremos proyectar video e imagen de alta definición sobre una pared o superficie. Por supuesto, con él navegaremos por Internet y gestionaremos nuestro correo electrónico desde cualquier lugar: en la calle, en una cafetería, … Podremos consultar también el estado de los aparatos de nuestro hogar, como la televisión, el frigorífico, el sistema de climatización, etc. Por ejemplo, podremos apagar o encender la calefacción de casa, o consultar la temperatura ambiente, o preguntarle a nuestro frigorífico qué productos hay que comprar. Esto último será posible porque los frigoríficos del futuro tendrán unos sensores de reconocimiento y clasificación de los productos que hay en su interior, bien por su forma, color, o por el código de barras de su envoltorio. En las grandes superficies comerciales, nuestro ‘móvil’ recibirá información por wi-fi de todos los productos que hay en un radio de varios metros, pudiendo filtrar y que nos avise sólo de aquellos que nos interesan. En el momento de pasar por caja, el ‘móvil’ también nos permitirá pagar la compra a través de una caja automática. Internet habrá desarrollado nuevos potenciales, ampliando su influencia en los hábitos de la vida diaria. El uso de los certificados digitales será algo cotidiano y natural, y con ellos podremos realizar infinidad de trámites administrativos y consultas que hoy día requieren presentar una solicitud firmada. Muchas personas no sabrán vivir literalmente sin su ‘móvil’.

 

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