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Año 2100. Reflexiones sobre el siglo XXI

Influencia de los acontecimientos en la Historia

Influencia de los acontecimientos en la Historia

Es indudable que usted está siendo testigo directo de los acontecimientos que serán analizados y relatados en los libros a publicar sobre el siglo XXI, dentro de 95 o 100 años. Con toda seguridad, el primer suceso destacado (por orden cronológico) será el ataque terrorista que sufrió Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Ese día marcó realmente el inicio del nuevo siglo, y del nuevo milenio. Los que fuimos testigos en directo por televisión de la caída de las Torres Gemelas de Nueva York no éramos capaces de determinar el grado de importancia de aquel ataque al corazón del país más poderoso del planeta, y nos empezábamos a preguntar: ¿qué va a pasar a partir de hoy?, ¿el mundo ya no va a ser igual?, ¿estamos abocados a una III Guerra Mundial?. Hoy todavía no somos capaces de aclarar hasta qué punto ese ataque terrorista influirá en el rumbo del mundo. Y es que, esto es importante, la trascendencia real de un acontecimiento dentro de la historia se desconoce en el momento en que este sucede, y sólo queda determinada años después. Aunque no sólo los sucesos impactantes dejan huella en la historia. A veces, un hecho irrelevante o poco valorado acaba influyendo de forma determinante en el rumbo social. Y también, porqué no, puede suceder a la inversa, que acontecimientos de gran magnitud luego no influyan en el futuro del planeta. ¿Es posible que algo como esto último suceda con el atentado de las Torres Gemelas?. No se sabe. Indudablemente fue un acontecimiento de gran impacto, que llegó a todos los rincones del globo gracias a las telecomunicaciones, pero que dentro de 30 o 40 años podría acabar siendo sencillamente un segundo Pearl Harbor. De momento sólo está sirviendo para poner a Afganistán e Irak en el punto de mira de Estados Unidos.

Otro ejemplo de este necesario reposar de la historia fue la llegada del hombre a la Luna en 1969, un acontecimiento sin precedentes destinado a marcar un antes y un después en la historia. Muchos vaticinaban en ese instante que para el año 2000 el hombre ya habría llegado a Marte, y los vuelos espaciales estarían al alcance del gran público. La era espacial iba a cambiar el mundo. Y en cierto modo lo ha hecho, sobre todo en el aspecto de las comunicaciones, pero podemos asegurar que ahora, 40 años después, los vuelos espaciales siguen siendo tan caros y peligrosos como entonces, y el hombre desde 1973 ya no ha vuelto a pisar otro lugar fuera de la Tierra, ni siquiera ha regresado a la Luna. Aquella hazaña de Neil Armstrong y “Buzz” Aldrin conserva todo el simbolismo del hecho en sí, pero su repercusión en la historia no ha sido determinante, en absoluto comparable con la del descubrimiento de América de 1492. La principal diferencia es que en América había otra civilización y riquezas, y en la Luna no. En ese aspecto, para un historiador, la llegada del hombre a la Luna se asemeja más a la conquista de la cima del Everest o del Polo Sur, metas más científicas y aventureras que de tinte comercial o cultural.

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